La Biblioteca
del monte Char es uno de esos libros que permanecen en tu mente mucho
tiempo después de haber terminado de leerlo o, en mi caso, de traducirlo. Su
autor, Scott Hawkins, programador informático (si buscas sus libros anteriores,
solo encuentras manuales sobre Linux y Apache), te presenta una historia
sorprendente, en la que cada detalle tiene su relevancia y que conjuga a la perfección la acción con la
descripción. El autor domina verdaderamente el arte de sugerir sin necesidad de
contar, consigue que imagines todo lo que hay detrás de las criaturas y de los personajes
que desfilan por sus páginas con apenas un comentario o un par de adjetivos, de
manera que la imaginación del lector hace el resto. Además, Hawkins no malgasta
palabras, no alarga escenas ni descripciones más de lo necesario. La acción
siempre está en movimiento y el ritmo está muy logrado. Los flashbacks que
intercala en la historia, además de ser mis capítulos preferidos, terminan de
construir a los personajes y aportan datos que nos ayudan a desentramar el
argumento.
El planteamiento podría resumirse así: un ser
tremendamente poderoso llamado Padre inicia a doce niños en los misterios de su
Biblioteca, un lugar que encierra todos los saberes del universo. Cada uno de
ellos se especializa en un “catálogo”: la medicina, los idiomas, el combate, la
adivinación del futuro… La Biblioteca, en la que el tiempo transcurre de forma distinta
(pensad en el Rincón del alma y el tiempo de Dragon Ball), les permite
conseguir habilidades sobrehumanas a fuerza de estudio, pero también les va
arrebatando su humanidad. Un buen día, Padre desaparece. Los bibliotecarios
descubren que ya no pueden entrar en la Biblioteca y se ven arrojados al mundo
exterior. El vacío de poder que ha dejado Padre provoca que se pongan en
movimiento poderosas entidades que buscan apoderarse de la Biblioteca; el grupo
de bibliotecarios trata de unir fuerzas para descubrir qué le ha ocurrido a
Padre y por qué han sido desterrados, pero no todo es lo que parece.
La historia de La
Biblioteca del monte Char gira en torno al concepto de “completitud
regresiva”. En palabras de Padre, el misterioso y severo mentor de los
bibliotecarios, “es la idea de que, por mucho que conozcas el universo, por
muchos misterios que resuelvas, siempre habrá otro misterio mucho mayor detrás”.
Y este concepto no solo aparece como parte del argumento, sino que en el fondo
la estructura del libro sigue este principio. El misterio inicial que plantea el
libro se irá desentrañando poco a poco, pero el autor siempre consigue darle
una vuelta más, encerrar un misterio dentro de otro misterio. No diré más al
respecto.
Se trata de un libro ambicioso, que manipula los conceptos
de tiempo y espacio, de realidad y apariencia, abrumándonos con la grandiosidad
de los hechos y las acciones de los personajes. Nos plantea unos personajes tan
poderosos que han perdido su humanidad y son incapaces de identificarse con las
personas que los rodean, algo que consigue despertar nuestra admiración y, al
mismo tiempo, nuestra compasión. Hawkins logra hacer creíbles a sus inhumanos
personajes y a la vez nos ofrece ciertas pinceladas de humanidad (como el
concepto del ascua del corazón, la juventud de Steve y su amistad con Jack…)
que a mí me parecieron de una sensibilidad exquisita. Además incluye varios
guiños lovecraftianos (cosa que nunca está de más) y a El reino de la noche, de William H. Hodgson, para los cuales tuve
que documentarme convenientemente.
En un artículo, el autor contaba que su objetivo era
reflejar el espíritu de los mitos clásicos, con sus héroes, semidioses y
monstruos, pero sin beber de ninguna fuente en particular. Crear su propia
mitología, por así decirlo. Los bibliotecarios de Hawkins recuerdan en gran
medida a los Eternos de Neil Gaiman (también he tenido la oportunidad y el
placer de trabajar con los cómics de Sandman),
seres de gran poder pero con eternas rencillas y problemas entre sí, con un
estilo muy shakespeariano. Los
miembros de su panteón no son exactamente dioses, pero sí son seres poderosos y
deshumanizados; el ser humano no es nada para ellos, no entienden su mundo ni
sus inquietudes (de nuevo, muy digno de Lovecraft).
En conclusión, recomendaría La Biblioteca del monte Char por su inagotable capacidad de
sorprender, por la riqueza y los detalles del mundo que plantea y por sus personajes
ricos y complejos. Es un libro raruno, no nos vamos a engañar, pero a mí me
tiene enamorado, y desde que lo terminé estoy deseando leer lo próximo de
Hawkins, que por lo que tengo entendido no tendrá absolutamente nada que ver
con La Biblioteca.